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jueves, 16 de mayo de 2013

Y, por fin, la justicia

Hoy ha sido uno de los días más felices de mi vida, de estos en los que no paras de llorar de emoción y de abrazar a tus seres más queridos...
Hoy ha sido el día....
Tras 15 años, por fin, comienza a hacerse justicia.

Y os preguntaréis de qué os hablo...pues bien...

Esta es la historia de una niña y su madre. Una niña que desde los 6 años vio morir a su padre en vida. No porque desapareciese, le viese poco o enfermase, sino porque dejó de comportarse como tal. Ya no era su padre.

¿O acaso un padre le dice a su hija, con toda la sangre fría del mundo, y entre otras lindezas, que va a matar a su madre? ¿O permite que se vaya a la cama y, por la mañana, su ropa aparezca toda rasgada y rota? ¿O permite que le roben -otros adultos- sus cosas?
Y no, no estoy exagerando. Estas cosas ocurrieron de verdad, tal y como las cuento, y de hecho podría seguir enumerando mil y un sucesos del estilo y no terminaría la entrada....
¿Qué podían hacer, ante una situación así, una niña que por ley tenía que ver a su padre, y una madre que, también por ley, tenía que permitirlo? ¿Cómo seguir yendo con él cada 15 días (¡y un mes en vacaciones!) sabiendo lo que le esperaba allí?

No había nada que hacer...tan sólo seguir aguantando....o huir, pero ni con esas podría librarse; le vería con menos frecuencia, pero le tendría que seguir viendo.
La madre de esta niña se gastó lo que no tenía en ver a todos los abogados del mundo para poder encontrar una solución, pero ninguno podía ayudarle: las heridas de dentro no se pueden demostrar, fotografiar o medir....

Pero estaban ahí igualmente, y dolían y escocían como las que más. Y eso era algo insoportable para ambas.

La niña se fue armando de valor, y finalmente, tras 5 años más de sufrimiento, superó el miedo que le tenía a su propio padre y le dijo que no fuera más a buscarla, que no quería verle. Él insistió pero ella se negaba; vino con la policía y se volvió a negar una vez más, y ante eso los agentes no pudieron hacer nada. Tuvo la poca vergüenza de denunciar a su madre diciendo que ella le impedía verle, sabiendo que no era así; la niña tenía 11 años, y sí, era una niña, pero no tonta. Sabía lo que estaba haciendo y lo que quería, lo que había sufrido y por lo que no quería volver a pasar.
Y ese fue siempre su error, ¿sabéis? El creerse que ella no se daba cuenta de nada, que simplemente se dejaba manipular por ser una niña (y por ende, tonta, según su lógica), y que con eso haría daño a su madre, impidiendo que ambas salieron adelante.
No obstante, esa es a la conclusión a la que creo que he llegado porque, ahora, con 21 años, y una cabeza al menos un poco más madura, por más que me lo pregunto, sigo sin entender qué le podría llevar a un padre a maltratar psicológicamente a su hija de esa manera y permitir también que otros lo hicieran. No lo entiendo, ni encuentro una explicación; aunque no creo que nadie en su sano juicio lo haga.

El caso es que tras la denuncia, la niña tuvo que visitar juzgados, con sus correspondientes psicólogos, trabajadores sociales, incluso el defensor del menor...vio a un montón de especialistas y todos coincidían en lo mismo: ni era un capricho de niña pequeña/algo que se hubiera inventado, pero tampoco cuadraba, porque, salvo eso, por lo demás, era una niña como todas las demás, sacando buenas notas en el colegio y jugando con sus amigos.
Y es que dicen que Dios aprieta pero no ahoga...y qué razón tienen! No me habrá dado un padre en condiciones, pero la madre que tengo no la cambiaría por nada del mundo....sí, lo sé, para cada uno su madre es su madre y no hay otra igual, y coincido, pero de verdad, no sé qué habría sido de mí, bueno, de la niña de la historia, si no hubiera estado ella ahí conmigo, luchando, protegiéndome, cuidándome y convirtiéndome en la mujer que soy hoy.

De todos modos, continuo....
Como todos los funcionarios y trabajadores de justicia comprobaron que la niña tenía razón, pero no había ninguna ley que regulase lo que le ocurría la cosa se quedó ahí. Sí, se quedó así.

Ella no volvió a ver a su padre, pero tuvo que esperar hasta cumplir los 18 años para poder ser verdaderamente libre. Temía que, en cualquier momento, su "padre" (por seguir llamándolo de alguna forma y que nos entendamos, pero creo que ha quedado claro que desde hacía mucho tiempo él había dejado de serlo en su corazón) volviera y se la llevara por la fuerza (algo que ya había hecho antes, dicho sea de paso), o se enterara de que había salido al extranjero sin su permiso y denunciase a su madre, y un largo etcétera...
De vez en cuando su "padre" le enviaba algún mensaje tipo "Feliz Navidad, hija" (desde un número desconocido) o similares, pero nada más...ese fue todo el contacto que se supone que tuvo, y más del que la niña habría querido, eso desde luego.

Y por fin llegó el día de su 18 cumpleaños...¡qué día tan dichoso! No sólo ya podía beber, conducir, ir a la cárcel y todas esas cosas que se dicen normalmente, sino que ya era LIBRE, con todas sus letras, LIBRE de él. Y no sólo eso, sino que podía presentar sin temor a represalia alguna una demanda en el juzgado por todo el dinero que le había robado. Sí, robado, en forma de no pagar la pensión (o pagar menos de lo que pagan los parados, con un sueldo de 4000 €), amenazas, etc.

Afortunadamente ella tenía (y tiene) un nivel de vida digno, pero lo que era suyo, por derecho, era suyo. No era por el dinero; cualquier persona que le conozca sabe que no es eso lo que le interesa, pero era la única vía que tenía para que se hiciese justicia, con ella y con su madre por todo lo que habían sufrido, y todo lo que les había arrebatado.
Así pues, a los pocos días de cumplir los 18 se presentaron en el juzgado dos demandas: una en la que se le reclamaba todo lo que no había pagado hasta el momento en concepto de gastos compartidos (matrícula de selectividad, gafas para la miopía, ese tipo de cosas....) y otra en la que se reclamaba una modificación de medidas, es decir, una pensión digna. Porque si se supone que tenía que vivir con 200€ cada pocos meses....iba a ir "apañada", como dirían en mi pueblo.

Respecto a la primera demanda el juez dictó sentencia a favor de la madre y su hija: el "padre" tenía que pagarles casi 1500 €. Frente a esto, él hizo todo lo que pudo para no pagarlo: oponerse, marear al banco en el que trabaja, poner todos sus bienes a nombre de su mujer (que ya te vale, pringado, allá cada uno, y que Dios me perdone, pero es para que te dejen en la calle, por lelo), etc.... Vamos, lo que había hecho siempre, toda la vida, con ellas: salirse por la tangente, y marear, amenazar y aguantar para que ellas se cansasen (física y económicamente) y abandonasen...

Pero no lo consiguió... ya no... Gracias a mucha gente buena (como abogados) que se cruzaron por su camino, el apoyo de familia y amigos, a la fuerza de ambas, aguantaron.

Y hoy, por primera vez, desde hace 15 años, puedo decir, y con muchísimo orgullo, que le he vencido legalmente. Moral y emocionalmente ya lo hice hace tiempo, pero eso es otra cosa .... esto es por mí, por lo que es justo, y sobretodo por mi madre, por todo lo que ha tenido que pasar. Hoy ha llegado por fin el papelito que nos autoriza a recoger el dinero que le han embargado de la nómina.

Así que, donde quiera que estés, querido papá, te deseo, de todo corazón, y como dirías en tus mensajitos, un muy Feliz Embargo.



PDT: ¡Y que viva la justicia, y la familia de verdad!
Que los lazos no los da la sangre, los da el corazón.... ¡y qué inmensa familia tengo!






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